“Mil años en tu presencia son un ayer que pasó. ¡Orito…! ¡Silencioso y escondido rincón perdido en las montañas de la provincia de Alicante… te saludo con veneración y amor…!”
El 24 de agosto de 1973, la Sierva de Dios, Madre María Isabel del Amor Misericordioso, llegaba a Orito-Monforte del Cid, para fundar el Monasterio del Espíritu Santo.
Le acompañaban siete hermanas:
Hermana Mª Elena de Cristo.
Hermana Mª Concepción de la Cruz.
Hermana Ana María de Dios Padre.
Hermana Carmen de la Santa Faz.
Hermana Mª Antonia de Jesús.
Hermana Mª Francisca de la Madre de Dios.
Hermana Mª Pilar del Crucificado.
Se instalaron en una parte del Monasterio de frailes Franciscanos Descalzos (alcantarinos), fundación dispuesta y ordenada por San Pedro de Alcántara. Los avatares de la historia y los vaivenes de la política española condicionan fuertemente las alternativas de esplendor o de decadencia del Monasterio a través de los tiempos: 1835-1971.
La decadencia del Convento de Orito se convierte en un serio problema para su Provincia Capuchina de la Preciosísima Sangre, que no puede asumir el resurgimiento de una comunidad, por falta de religiosos. En consecuencia, el Padre Provincial, a la sazón Rvdo. P. Manuel Giner Castells, religioso profundamente evangélico, ofrece el Monasterio a la Diócesis de Orihuela-Alicante, en la persona de su obispo, Mons. Dr. D. Pablo Barrachina y Estevan.
Así fue como la Divina Providencia fue preparando los caminos para que el recoleto Monasterio alcantarino fuese transformado en Carmelo teresiano, ya que, a pesar de las diversas y ventajosas soluciones posibles para Orito, se dio la primacía a la vida contemplativa. Y, precisamente para revitalizar la vida espiritual de toda la Comarca. Se hizo, pues, la fundación del Monasterio del Espíritu Santo, en Orito, porque el Convento reunía óptimas cualidades para la soledad, el silencio, la pobreza, la oración y la contemplación; para vivir la radicalidad evangélica del estilo carmelitano-teresiano. Allí permaneció hasta el verano de 1995, cuando la Comunidad se trasladó a Elche, donde permanece actualmente.
La recepción oficial tuvo lugar el 2 de septiembre de 1973. El pueblo de Monforte del Cid y sus dignísimas autoridades civiles y eclesiásticas se regocijan por el advenimiento de las Carmelitas, a las que han recibido con este emotivo saludo:
BIENVENIDAS A ESTE SANTUARIO DE MARÍA.
HACE CUATROCIENTOS AÑOS QUE LA VIRGEN OS ESPERABA.
Pocas obras de restauración y acomodación hubo se realizar. Se costearon con aportaciones económicas de familiares y amigos de la Comunidad.
El Decreto de clausura fue firmado por el Excmo. y Rvdmo. Mons. Dr. D. Pablo Barrachina y Estevan, Obispo de Orihuela-Alicante, en la festividad de Cristo Rey, 25 de noviembre de 1973.
LA PALABRA PROFÉTICA DEL SIERVO DE DIOS, DIEGO HERNÁNDEZ.
La Sierva de Dios, Madre María Isabel, emprendió la fundación en suma pobreza material y desnudez de corazón; puesta la confianza en sólo Dios. Esta actitud de “pobre de Yavé”, tan propia de Nuestra Madre, la potenció todavía más la palabra profética del Siervo de Dios, Padre Diego Hernández, al decirle: “Marchad, buscando tan sólo la gloria de Dios, y entregaos libres de toda preocupación a Él, que no os faltará nada. Tendréis de sobra”. Y ya en Orito, decía: “Aquí el hombre de la casa es Jesucristo. Él os proveerá”. El mismo Padre Diego fue providencia y alegría para el corazón de la Sierva de Dios.
Con el fin de acentuar el ambiente carmelitano en el recién habilitado coro bajo del convento de Orito, D. Diego pintó un bellísimo lienzo al óleo en el que dejó desbordar su corazón santo y de artista. El cuadro representa una escena idealizada que recoge la presencia espiritual de los Santos Padres Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, en medio de la Comunidad.
El Padre Diego, “como verdadero Padre lleno de experiencia, que busca el bien de sus hijos, nos encareció con insistencia, que `buscásemos tan sólo la gloria de Dios; que en él solo descansásemos, y que jamás por nada del mundo, torciésemos el plan que Él había formado sobre nosotras, que, aunque éramos pocas, no nos preocupásemos, y que tratásemos en serio de ser vino generoso para la Iglesia de Dios; jamás vino aguado, que no servía para nada (Madre María Isabel, Crónicas).
Hasta el año 1976, en el que falleció el Siervo de Dios, Padre Diego Hernández, Madre Mª Isabel se apoyó siempre en su palabra y consejo para llevar adelante el carisma que deseaba para la fundación de Orito.