“Querida Comunidad de Carmelitas Descalzas: hice una clase de “chantaje” a la Madre Isabel del Amor Misericordioso en los primeros días en que se declaró el estado de alerta por la epidemia del Coronavirus Covid-19. Le prometí que haría pública su intercesión ante Dios para que acabara esta pandemia antes del 1 de mayo. Que, a partir de esta fecha, la vida de “toda la humanidad” fuera normal, como antes de que apareciera este mal del coronavirus.

No hemos vuelto a la normalidad que yo pretendía; pero es indudable de que hemos avanzado mucho al reducir los efectos y controlar mejor los contagios que se han producido, de manera que muchos se han curado y han vuelto a casa. No hay ninguna duda que habrán sido muchos santos y santas, y otras personas bienaventuradas, los que habrán intercedido ante el Padre para que este mal se acabara cuanto antes, mejor. Pero, junto a estas intercesiones ha estado también la petición que yo le he hecho a la Madre Isabel.

Por lo tanto, de acuerdo con mi “chantaje”, os escribo esta carta para que se haga pública la intercesión de la Madre Isabel en el boletín que normalmente publicáis, si lo creéis conveniente.

Personalmente, le he dado las gracias a la Madre Isabel por su intercesión, y le seguiré pidiendo que interceda para que los males que ha hecho esta epidemia puedan ser superados.

Posiblemente, si lo publicáis, van a haber muchas voces que dirán que, gracias a los esfuerzos de los estamentos sanitarios (médicos, auxiliares, voluntarios, científicos, etc.), que han trabajado incansablemente en esta lucha por erradicar el mal, ha sido posible. Y, lógicamente, dicen que Dios y los santos, y el resto de las fuerzas celestiales no han tenido nada que ver. Pero, los que somos creyentes sabemos bien, bien, que esas ayudas han existido. No obstante, no podemos negar, nunca en la vida, sus trabajos, sus esfuerzos, sus sacrificios, etc., que han hecho por atender y curar a todos los enfermos. Ellos son los intermediarios de los cuales Dios se ha valido para hacer realidad lo que se ha conseguido. Hemos de tener presente que es un hecho que nunca había pasado. Porque, los que conocemos la historia, eran epidemias que aparecían en unos determinados países o regiones. Pero, ahora, no. Ahora, ha sido un caso universal, está extendido por todo el mundo.

Confiemos plenamente en que un día (¿cuándo?) se acabe. Porque, esta “guerra” va para tiempo.

Personalmente, espero que la Misericordia de Dios se apiade de todos sus hijos: la humanidad entera. Son su obra creada. Y Dios, es Dios de vida, de vivos; no de muertos. Cuando Jesús vino, sus obras eran curar y resucitar. Por tanto, Dios no dejará que su obra sea destruida por el mal. Porque Dios es Bondad, Dios es Amor.

He hecho este escrito en valenciano, porque así le hecho la petición a la Madre Isabel, y estoy seguro que me entiende, porque, cuando la visitaba, en Orito, siempre me entendía. Muchas gracias”.

Adriá Fuertes i Dasí. Albalat de la Ribera.
8 de mayo de 2020

N.B.- Para mayor comprensión de este testimonio, lo hemos traducido del valenciano al castellano.

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“Estimada Madre superiora y queridas hermanas Carmelitas:

Pasado ya un año desde aquel 15 de octubre de 2019 en que cambió nuestras vidas el nacimiento de nuestro hijo, Juan. Queremos agradecerles todas sus oraciones a la Madre María Isabel, la cual, sin duda alguna, hizo de intermediadora para que Dios nos concediera el don de la paternidad.

Después de varios embarazos no llegados a término, incluso en uno de ellos el Señor hizo que nuestra pequeña de seis meses y medio de gestación subiera al cielo, y que desde allí esté siempre protegiéndonos; comenzamos a rezar cada día la novena a la Madre María Isabel. ¡¡¡Al poco tiempo nos enteramos que íbamos a ser padres!!! Fue un inicio complicado y hubo que hacer mucho reposo; pero los meses iban pasando. Rezábamos cada día a la Madre María Isabel, hasta incluso en el hospital cuando ya iba a nacer Juan; y el día de Santa Teresa del año del Señor 2019, Dios nos concedió la gracia del nacimiento de nuestro primer hijo.

Ha sido un año maravilloso el que hemos vivido al lado de nuestro hijo. Cada día descubrimos nuevas cosas de él. Es un niño muy sano, divertido y simpático. Se nota que ha sido un niño muy rezado y lleva en su interior la alegría del gran don que es la vida.

Damos gracias a Dios cada día por él, por nuestro pequeño Juan, que está con nosotros gracias a la intercesión de la Madre María Isabel”.

Juan Molina. Elche.
14 de noviembre de 2020

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